El arquitecto Pedro Felipe Orozco, con el ánimo de abrirse a un mercado internacional y reforzar su posición a nivel local, decide desarrollar una estrategia visual que comunique su identidad como arquitecto y diseñador.
El primer paso en esta estrategia visual es el diseño de la marca personal, una síntesis de su idea de la arquitectura y del impacto que desea generar en la sociedad. La base del logotipo es el concepto de lo sorprendente, lo irreverente, lo atrevido y lo dinámico mezclado con los conceptos del orden, la estructura y funcionalidad. El logotipo transmite lo sorprendente y lo emotivo a través de la idea de la luz, el fuego, el movimiento y lo orgánico. Al mismo tiempo se expresa la idea de lo funcional de la arquitectura por medio de las formas geométricas y estructuradas logrando expresar una idea de fluidez y movimiento sin caer en una apariencia de desorden o confusión.
Con este logotipo Pedro Felipe Orozco se presenta en el contexto de la arquitectura con una imagen fresca, diferente y no convencional que marca una diferencia respecto de otras marcas existentes en este ámbito, pero sin dejar de lado la sobriedad y sencillez que predomina en el mercado al cual él se dirige.